La concepción pedagógica que anima el presente proyecto concibe a la educación como un proceso dinámico y permanente que toma en consideración las posibilidades, capacidades y conocimientos que posee el sujeto y se desarrolla a partir de allí.
La educación es una práctica, una actividad social, una acción. La educación debe ser considerada un bien social que está en función del ser humano y que lo transforma a él a su modo de vida y a la comunidad en la que vive. La educación es un proceso carente de meta final
Es importante tener presente que en la escuela no solo se enseñan y se aprenden conocimientos sino también se socializan a los que adolescentes que concurren dentro de marcos de referencia determinados.
La educación institucionalizada tiene para nosotros un importante papel en la formación de actitudes que propicien la vida en comunidad las cuales deben configurarse en el proceso mismo de transmisión de conocimientos y en las relaciones educativas que en su seno promueven.
La educación institucionalizada es para nosotros (sobre todo en este nivel educativo) una forma de vida social con un ambiente simplificado y seleccionado para realizar propuestas educativas en los adolescentes para que logren emplear todas las capacidades que posean
En la educación el hombre puede ser considerado simultáneamente, autor e interprete, espectador y parte. A él le compete pensar, proyectar y regular su formación en una sociedad dada o en la prospectiva de una sociedad nueva, deseable y posible.
La educación tiene una visión antropológica, la que está relacionada con lo que es el hombre y con sus posibilidades de desarrollo. Esto requiere por tanto promover las prácticas educativas inclusivas (Resolución 1644/17) derecho indiscutible de todos los alumnos ya que este concepto da cuenta no solamente de la discapacidad sino de las diferencias existentes entre todos los sujetos creando condiciones pedagógicas flexibles y diferenciadas no por ello de menor calidad
Concebimos, por otro lado al acto de educar como una acción intencional en el cual la tarea docente requiere permanentemente de su planificación, revisión, del trabajo en equipo con otros docentes dentro de la institución y del conocimiento y el aprendizaje constante de los mismos durante su proceso de profesionalización. Concebimos al docente como un mediador cultural lo que permite considerar los posibles modos de intervención en los procesos de enseñanza y aprendizaje. Entendemos la mediación cultural como todo proceso social por el cual las personas acceden al mundo cultural a través de diferentes canales de comunicación (explicaciones, demostración, situaciones de participación, ambiente organizado).
Un docente del primer año del nivel secundario está mediando cuando acompaña a un alumno en su tarea en clase, explica en forma individual los conceptos que el alumno manifiesta no tener claros, selecciona artículos de autores o libros para la biblioteca o cuando organiza un trabajo en equipo a fin de que el mismo vaya comprendiendo el nuevo sistema del nivel secundario. Se ahonda en aquellos tópicos que se arrastran de la escuela primaria y que no hayan quedado del todo claros para el alumno en cuestión.
Se trabaja mucho en forma individual con el alumno pre- adolescente, y lo más importante es que en caso de explicar un nuevo contenido, el docente no avanza sobre otro nuevo hasta tanto la gran mayoría de los estudiantes no lo hubieren comprendido, y con aquella minoría que le cueste incorporarlo se trabaja de manera individual con ejercicios especialmente diagramados teniendo en cuenta la individualidad del alumno y sus características para comprender mejor.
En el caso de los alumnos integrados se trabaja en conjunto con el acompañante terapéutico teniendo en cuenta que la tarea de este consiste en ayudar al alumno a integrarse en la comunidad que lo acoge así como ser un nexo con el afuera favoreciendo y enriqueciendo el vínculo con seres, lugares y objetos del mundo exterior. Es por eso que el colegio acoge al acompañante terapéutico como un mediador socio- cultural del alumno que requiere este tipo de integración y lo hace mediante el docente que se encuentra capacitado para este fin.
En el caso de los alumnos que concurren al primer año de nivel secundario, los docentes hacen que estos se sienten en grupos de a cuatro o de a seis y realicen sus tareas en conjunto al menos por el primer trimestre a fin de que de a poco vayan adaptándose al nuevo plan de estudios y modalidad.
Cualquier práctica pedagógica que se realiza en la institución educativa contiene una que sin lugar a dudas influye en la perspectiva del enseñante
Para ello una estrategia potente en esta edad es la experiencia.
Basaremos el concepto de experiencia en la propuesta que realizo Dewey (1859-1952) el que afirma que la experiencia genera el pensamiento el cual revierte en aquella reorganizándola. Concibió a la escuela como un agente de transformación social, como un espacio de producción y reflexión de experiencias relevantes de vida social que permitan el desarrollo de una ciudadanía plena ya que para él la democracia era una forma de vida y un proceso permanente de liberación de la inteligencia. Coincidimos con Dewey en que debemos organizar las experiencias sobre la base de la actividad de los alumnos, de la exploración y de la colaboración asociada con sus compañeros
Coincidimos con el planteo que realiza Perkins[1] con respecto al clima que debe inspirar nuestra escuela “Queremos escuelas que brinden conocimientos y comprensión a gran número de personas con distintas capacidades e intereses y provenientes de medios culturales y familiares diferentes, lo cual implica todo un desafío y estamos dispuestos a aceptarlo”
[1] Perkins David, 1997, La escuela inteligente. Del adiestramiento de la memoria a la educación de la mente. Gedisa. Barcelona